Poco a poco en nuestra sociedad se ha ido rompiendo el mito de que acudir al psicólogo o al psiquiatra es para personas trastornadas, buscar ayuda para nosotros como padres o para nuestros hijos cuando la necesitamos o incluso como una manera de prevención es ocuparnos de nosotros mismos y cuidar la salud mental de nuestros hijos. Así como procuramos que coman de manera saludable, o acudimos al dentista para que revise sus dientes o al pediatra para mantener su salud física, es también importante cuidar su desarrollo socio-emocional en el transcurso de su crecimiento.
Es importante tener en cuenta que el 50% de los problemas de salud mental que se presentan la vida adulta comienzan antes de los 14 años de edad (National Institute of Mental Health, [NIMH], 2018), es decir que en la infancia y en la adolescencia ya hay signos de dificultades tanto conductuales como emocionales. Sin embargo, únicamente el 30% de los niños que requieren atención reciben tratamiento y atención psicológica. Es decir, que la gran mayoría de los niños o adolescentes que están enfrentando dificultades en su salud mental no recibe la ayuda que necesita.
Para empezar a cuidar la salud mental de los más pequeños, es importante deshacernos de algunos mitos, por ejemplo:
Mito: Creer que los problemas de los niños son más manejables que los del adulto.
Realidad: Los niños que manifiestan dificultades conductuales y emocionales sobrellevan una gran carga de sufrimiento que también merece atención.
Mito: Es algo pasajero, es una fase, ya se le quitará.
Realidad: aunque algunas conductas son propias de la edad de los niños, si los problemas conductuales y emocionales infantiles no son atendidos, tienden a agravarse con el tiempo y manifestarse en otras etapas de la vida.
Mito: Los tratamientos son costosos y largos.
Realidad: Las intervenciones oportunas pueden ser cortas y marcar gran diferencia en la calidad de vida de los niños para toda su vida. El tiempo de los procesos de tratamiento, depende de la intensidad y la gravedad de la situación, si atendemos a tiempo a veces sólo es necesario orientar a los padres para que la situación de los niños se estabilice. Además, existen diferentes instituciones públicas y privadas con diferentes costos
Uno de los profesionales capacitados para atender las dificultades que se presentan en la infancia y la adolescencia, son las psicólogas o psicoterapeutas de niños y adolescentes. Quienes son profesionales que además de estudios de licenciatura cuentan con estudios de posgrado en los que profundizan en el conocimiento del desarrollo social, emocional, conductual de los niños y adolescentes; así como también de las diferentes maneras de abordar las dificultades socio-emocionales y conductuales de los niños o adolescentes.
Algunas de las razones por las que los padres solicitan la orientación de una psicóloga infantil son:
Problemas de conducta, impulsividad, agresividad, rebeldía.
Separación de los padres, divorcio o cambios familiares.
Berrinches intensos y recurrentes.
Dificultades para mantener la atención, TDAH.
Ansiedad, temores o preocupaciones recurrentes.
Se rehúsa a ir a la escuela.
Aislamiento.
Bullying.
Dificultad para separarse de mamá.
Malas calificaciones a pesar de su esfuerzo por mejorar.
Mojar la cama con frecuencia.
Cambios de humor intensos.
Estado de ánimo y actitud negativa, dificultades para dormir, falta de apetito.
Cambio abrupto de peso.
Depresión infantil/adolescente.
Duelos.
Eventos estresantes para el niño o su familia.
Si la situación es persistente y afecta las actividades cotidianas de tu hijo (a), de tu familia y/o de su escuela, y sobretodo si te sientes agotado, es necesario buscar orientación.
Sin embargo, ante cualquier duda acerca del desarrollo y/o adaptación de tus hijos recomendamos recurrir a una psicóloga infantil para estar más tranquilos.
Sin embargo, ante cualquier duda acerca del desarrollo y/o adaptación de tus hijos recomendamos recurrir a una psicóloga infantil para estar más tranquilos acerca del desenvolvimiento socio-emocional. Recuerda que una asesoría a tiempo puede prevenir problemas futuros.